No dejéis que suceda, es nuestro patrimonio, ¡visitad las tabernas!
El Púlpito
Estaba en la calle Escalerilla de Piedra, conocida como Arco de Cuchilleros de la Plaza Mayor.
Junto a ella existe un balconcillo, a modo de púlpito, que dio nombre al local. Desde él, en 1808, Antonio, un fraile del convento de San Gil arengó a los madrileños frente a las tropas francesas.
Cuenta la tradición que en esta taberna se inició el incendio que destruyó en parte la Plaza Mayor en 1790. El restaurant ya era famoso en tiempos de Alfonso XIII que lo visitó en varias ocasiones.
Se dice que allí se reunía Luis Candelas con su cuadrilla.
Tuvo una bonita barra de mostrador labrada que fue trasladada al restaurante Los Galayos a su cierre.
Sólo los faroles nos recuerdan que allí hubo un mesón. Actualmente ocupa el local una tienda de souvernirs.
Estaba en la calle General Lacy, 36.
Tiene una bonita fachada de azulejos de comienzos de siglo que algunos atribuyen a Enrique Guijo.
Desde 2005 se llamó La Peñuca.
El 21 de Santa Bárbara
En la Calle Santa Brígida, 21. Se recuerdan sus pinchos de escabeche con tomate.
Actualmente es una vivienda, aunque mantiene el cartel y sus puertas, antiguamente pintadas de rojo, ahora de blanco.
Taberna Pepita
Todavía mantiene su rótulo en un edificio del siglo XVII en la calle Corredera Baja de San Pablo, 20. Cerró sus puertas el 26 de julio de 2008 tras 30 años de actividad. Todavía se recuerdan sus alitas de pollo, sus patatas bravas y sus minis de calimocho y a su cocinera sirviendo los platos con guantes de fregar.
En la calle San Roque, 18.
Fundada en 1945 y cerrada en 2013.
Era una tasca de ambiente vasco regentada por asturianos. Ofrecían un caldo ardiendo para acompañar el vino. Utilizaban una cocina de carbón para cocinar.
El Puerto del Escudo
Estaba en la Calle Don Ramón de la Cruz, 46
Cerró en 2009. Volvió a reabrir en 2015 y definitivamente lo han vuelto a cerrar convirtiéndose en una manicura china.
Bodegas Otero
Estaba en la Calle Don Ramón de la Cruz, 77
Fundada en 1923 y cerrada en 2015.
Lo conocí a punto de cerrar. Tenía grandes tinajas de cerámica y un mural en el techo que no pude fotografiar porque el dueño me negó el permiso.